Ánderson considera que esta mentoría fue una de las mejores inversiones de su vida, porque encontró claridad, propósito y herramientas prácticas para organizarse y crecer.
Valora el acompañamiento cercano, la empatía y la experiencia transmitida, destacando que cada sesión fue un espacio de descubrimiento y motivación para actuar.
Recomienda este proceso con toda convicción, asegurando que no hay nada que pensar, porque invertir en uno mismo con un mentor es la decisión más sabia y transformadora

